Te prometo que me contendré
Mario Salvador

Cómo contener esta angustia de no tenerte,
estas noches sin dormir.
Cómo detener las campanadas del reloj
y el tráfico de madrugada,
el ruido incesante de los coches
por la avenida,
los ruidos de las entrañas
de este viejo edificio.

Cómo contener la fuerza que mana
en mi interior y estalla
en súbitos accesos de histeria.

Te prometo que me contendré.

Promete tú ahora,
que seguirás tus impulsos,
tomarás el primer avión a Madrid
y te meterás este invierno
bajo estas sábanas.

Inopia
Daniel Fragoso

Parece que el ambiente
está lleno de bombas lacrimógenas,
que sigo recostado,
fulminado como un boxeador que perdió la pelea
y soy incapaz aún de dormir.
Parece que hace tiempo doblan las campanas
llamando por salir a exigir el futuro,
interrogándome a cerca de
¿Qué canción emplearía para reconciliarme
con la urbe después de un día más de sobrevivencia?

Histeria

Mario Salvador

Cada día te siento más distante,
te pierdes en mi etílica memoria,
te evaporas, te escurres.

¿Has acaso sobrevivido a la noche y al olvido?
Y si tú no estás, como sobreviviré yo a la histeria.

Senderos

Jessica Cornejo Lira

En el sendero de tus vellos
he perdido el camino que buscaba
por la embriaguez de tu encanto
y la ambicion de tu amor.

La embriaguez es un estado fortuito
en el que mi ser encuentra el punto más alto,
la felicidad absoluta del físico,
y el alma encuentra en cada fusión
una razón para seguir junto a ti.

Eres la ambición de mi amor y
la avaricia de mi deseo.
Para qué cultivar virtudes
que repriman emociones,
si estos pecados me han hecho feliz

Llévame por tu sendero,
tocar las puertas del infinito,
porque el camino que buscaba
sólo lo conoces tú.

Ya no tengo que buscar
mas caminos ni senderos,
sólo debo alcanzar términos
blancos de semen y sal.

Qué es lo que quieren
Charles Bukowski

Vallejo escribiendo de
la soledad mientras se hambrea hasta
la muerte;
la oreja de Van Gogh rechazada por una
Puta;
Rimbaud huyendo al África
en busca de riquezas y hallando
un incurable caso de sífilis;
Beethoven por siempre sordo;
Pound arrastrado a través de las calles
en una jaula;
Chaterton bebiéndose el veneno para ratas;
el cerebro de Hemingway que chorrea y cae
dentro del vaso con jugo de naranjas;
Pascal abriéndose las venas
en la bañadera;
Artaud encerrado en el loquero;
Dostoievsky empujado hacia un muro;
Crane lanzándose en las hélices de un barco;
Lorca fusilado al borde del camino por la guardia civil española;
Berryman saltando desde un puente
Burroughs que hace puntería con su esposa;
Mailer persiguiendo a la suya con un cuchillo.

-¿eso es lo qué quieren:
un maldito show
una cartelera de neón
encendida
en medio del infierno.
eso es lo que quieren,
ese montón
de aburridos
inarticulados
protegidos monótonos
amantes de los
carnavales?-

La canción del espacio
Alfonso Cortés

La distancia que hay de aquí a
una estrella que nunca ha existido
¡porque Dios no ha alcanzado a
pelllizcar tan lejos la piel de la
noche! Y pensar que todavía creamos
que es más grande o más
útil la paz mundial que la paz
de un solo salvaje...
Este afán de relatividad de
nuestra vida contemporánea —es
lo que da al espacio una importancia
que sólo está en nosotros, —
y quién sabe hasta cuándo aprenderemos
a vivir como los astros—
libres en medio de lo que es sin fin
y sin que nadie nos alimente.
La tierra no conoce los caminos
por donde a diario anda —y
más bien esos caminos son la
conciencia de la tierra... —Pero si
no es así, permítaseme hacer una
pregunta: —¿Tiempo, dónde estamos
tú y yo, yo que vivo en ti y
tú que no existes?

Traducción
Mario Salvador

Un día te quiero.
Así, de repente,
me llamas en sueños.
Noches de perversión.

Te me antojas más.
Mordiendo mi cuello,
susurrando a mi oído
no chino, no chino, no chino.

Siete horas después en mi cama,
me siento un extraño.
El sueño termina,
y te escurres.
Miro mis manos,
diez dedos completamente abiertos.

Ahora ahogo nopales para ti.

Non ho sonno
Mario Salvador

Ayer me enamoré dos veces.
Eran las putas más lindas que he visto en mi vida.

Litronas calientes en la Montera.
Apuro otro trago.
Hoy no está Sylvia.
Eran las putas más lindas que he visto en mi vida.

Al ritmo de una diosa pequeña
batiendo en mi cabeza,
marco tu número de móvil.
No contestas.
¡Insanas horas de la madrugada!

En un abrazo el chino arriesga su descendencia.
El último de los Txabarriaga ha pisado el planeta.

Insomnio.
Toda la noche siento tus piernas fantasmas
enrollarse en mi cuerpo.
Hoy no duerme nadie.
Unas pocas palabras distantes,
tu voz se pierde nerviosa.

Eran las putas más lindas que he visto en mi vida.
Y querían amarme.

- -

Ramón Egea

habría que escribir versos de arte muy muy mayor -115 años, alzheimer- para hacerte honor verdadero