martes, 11 de mayo de 2010

Traducción
Mario Salvador


Un día te quiero.
Así, de repente,
me llamas en sueños.
Noches de perversión.

Te me antojas más.
Mordiendo mi cuello,
susurrando a mi oído
no chino, no chino, no chino.

Siete horas después en mi cama,
me siento un extraño.
El sueño termina,
y te escurres.
Miro mis manos,
diez dedos completamente abiertos.

Ahora ahogo nopales para ti.